jueves, 1 de mayo de 2008

Sophia Magdalena Scholl: Convicción y acción en la política


En tiempos inciertos, marcados por el nacionalismo Nazi en Alemania y por una fuerte represión, una joven de Munich dejó florecer su sentido patriótico y fluir su ideología moralista. En tiempos de menos represión, no hay muchas Sophias Magdalenas que se permitan tal convicción, al menos no en Venezuela.La integrante y activista mujer de uno de los movimientos anti Hittler más importantes, La Rosa Blanca, a diferencia de algunos de sus compañeros hombres, nunca dudó de lo que la movía a subversivamente oponerse al régimen socialista. Hasta su muerte, luego de que la descubrieran distribuyendo panfletos que denunciaban las políticas totalitarias de la dirigencia alemana y la condenaran a la guillotina, Scholl, de 21 años, mantuvo su manera de pensar patriótica, de libertad y cristianismo. Sus últimas palabras en el juicio que la destinó a morir fueron: “Sus cabezas también caerán”.¿Cuántas veces nos han hecho dudar de nuestras capacidades y criterios?, las estadísticas latinoamericanas afirman que en cuestiones políticas las mujeres son “intercambiables”, sin embargo los hombres siguen a la cabeza y según el mismo estudio de la doctora en filosofía, Alicia Miyares, son: “insustituibles”, es por ello que escasamente se ven mujeres que permanecen en el poder, o que simplemente llegan a él. En Venezuela, por ejemplo, no hay experiencia de mujeres en la presidencia, los diputados sobrepasan en mayoría y liderazgo a las diputadas, y los puestos de elección popular son tímidamente ocupados por mujeres. Sin embargo, la invitación está abierta. Las leyes no prohíben que las féminas alcancen papeles importantes en la política, pero por alguna razón, quizás: falta de convicción y acción, no los asumen.¿Qué garantías de éxito tenía Sophia Magdalena para que ella hasta su último día se mantuviera inmune ante las críticas y los señalamientos de los jueces y policías de la Gestapo?, muchas menos de las que se tienen ahora. Pero no hay tantas mujeres que se levanten a hacer la diferencia en la política.Salieron del hogar, ocuparon lugares importantes en lo laboral, llenaron los pupitres en las universidades, marcharon por sus derechos y los han, desde el siglo XX, luchado y defendido al punto de haber conseguido muchos de ellos. Ahora bien, la lucha debe continuar. No hay hasta ahora un movimiento de mujeres realmente fuerte y activista que den su vida como Sophia por la patria, no han estado seguras de que son ellas, quienes conciben vida en sus vientres y quienes deben garantizar el bienestar de esas vidas, no han despertado a las amenazas que se avecinan para sus hogares y familias, y no han tenido la suficiente convicción de libertad que las lleve a accionar en función de ello.Al menos en América hay indicios de ese despertar, a Argentina ahora la preside una mujer, al igual que a Chile y es probable que en la máxima potencia económica, Estados Unidos, gobierne una mujer. Es cuestión de creer que se es capaz de dirigir políticas de estado que lleven al éxito de la nación, como han dirigido políticas de hogar que han hecho superar a miles de familias venezolanas que padecen del abandono de la cabeza de familia o padre. Se trata de creer que ni Sócrates ni Aristóteles tenían razón cuando las consideraban una raza inferior incapaces de hacer política, y de demostrar que son tan inteligentes, gerentes, estrategas y líderes como los hombres, pero que además nacieron con una sensibilidad que las humaniza, un sentido de pertenencia que las encausa y una disposición de amar que las haría dolerse más de sus pueblos y trabajar en post de eso. Después de la condena física de Scholl, sus jueces y verdugos se convencieron de lo nocivo de las políticas Nazis y salieron de ellas para salvarse. Los enemigos de Alemania recibieron las denuncias de La Rosa Blanca y se encargaron de culminar el trabajo divulgativo que iniciaron los jóvenes opositores, entre los cuales se encontraba Sophia. Actualmente, plazas, escuelas, avenidas y museos de Alemania llevan el nombre de ella y sus hermanos. Además, es recordada como una gran mujer que nunca declinó a sus principios y que por su convicción y acción contribuyó a una sociedad mejor. ¿No es lo que las mujeres deben hacer hoy?


Gri!

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