sábado, 12 de julio de 2008

No te eches el polo

Llega No te eches el polo, el blog colectivo que hace las veces de cartelera, dirigido a los estudiantes de ComunicaciónSocial de la Universidaddel Zulia (LUZ) cuyos colaboradores son los propios alumnos e incluso,profesores, donde a punta de buena información se busca crear un espacio verdaderamenteútil e interactivo para todos. Rueda el dato entre tus contactos y no dejes dedar una vuelta por: http://noteecheselpolo.blogspot.com/ ¿Quieres sugerir, comentar o unirte?, contacta a: sinecharseelpolo@gmail.com.




Periodistas de LUZ, esta es la propuesta

A pocos días de conocer el nombre del próximo rector de Universidad del Zulia (LUZ), les ofrezco a los actuales periodistas de LUZ, a los pasantes en el área de periodismo en LUZ, a los empleados que trabajan en el área comunicacional y aspirantes a ser periodistas de la institución, el programa direccional: Gestión Comunicacional que propone el candidato a rector, Jorge Palencia, candidatura que los que me conocen saben que apoyo porque me hace imaginar a una universidad más creativa, democrática, participativa, tecnológica, inteligente e internacional, Por el Bien de la Universidad.
Tengo dos años trabajando con el profesor Palencia y para nadie es un secreto que es la mejor gestión comunicacional que ha pasado por LUZ.
Nuestro portal http://www.viceadministrativo.luz.edu.ve/ fue merecedor del Premio Estadal de Periodismo "J. A. Ugas Morán" 2007, en la mención Periodismo Electrónico y no cabe duda que es el mejor sitio web que tiene nuestra institución. Por otra parte, tenemos una política de distribución bimensual del boletín informativo Transparencia exitosa. A los profesores activos de nuestra universidad le llega en sus manos cada dos meses la información administrativa actualizada. Nuestra presencia oportuna y pertinente en el semanrio La Universidad del Zulia ha sido constante en estos cuatro años de gestión, con trabajos periodísticos del área financiera, entrevistas exclusivas a personalidades de la academia y del Estado y reportajes interpretativos sobre investigación y educación superior. Por último, nuestro programa de radio: Discusión Abierta, según encuestas de la empresa Real Data, en 2006, año en que ganó el Premio Regional de Periodismo con una mención honorífica en la categoría radiofónica, es el programa más escuchado por la comunidad universitaria.
Ha sido una gestión comunicacional eficiente, productiva, excelente, creativa, oportuna y bien lograda en cuatro años.
Porque me consta que cuando se quiere se puede, les invito a leer el siguiente documento:

Programa direccional: Gestión Comunicacional
Se desarrollará una política integral de comunicación que articule las acciones adelantadas desde LUZ FM, TV LUZ, Portal Web y nuestro semanario La Universidad del Zulia, para generar una gestión informativa congruente con los objetivos y funciones de la Universidad. Nos comprometemos a elevar aún más la calidad informativa de estos medios, con mayor sentido de oportunidad y pertinencia; a fortalecer el discurso institucional; a consolidar la imagen de LUZ y su prestigio e influencia sobre el entorno y a consolidar la infraestructura técnica. Por esta razón, se ejecutará un sólido proyecto de imagen corporativa que permita posicionar la marca LUZ en el contexto regional, nacional e internacional y que, al mismo tiempo, fortalezca nuestro sentido de pertenencia.
OBJETIVO ESTRATÉGICO
Desarrollar una política integral de comunicación cohesionada, regida por una instancia centralizada (Dirección General de Comunicación y Asuntos Públicos) que efectivamente se convierta en un ente coordinador y regulador de la gestión comunicacional pública de LUZ a través de sus principales medios y de la labor informativa interna de sus dependencias y facultades.
LINEAMIENTO DE POLÍTICA
Consolidar la competitividad de los medios universitarios, partiendo del incremento de su calidad y productividad y de un mayor sentido de oportunidad y pertinencia informativa que lleve al fortalecimiento del discurso institucional y su impacto e influencia en la vida local, regional y nacional.
PROYECTOS
1. Fortalecimiento de la Dirección General de Comunicaciones y Asuntos Públicos.
2. Actualización de la normativa existente sobre política informativa, publicaciones y medios
noticiosos.
3. Fortalecimiento de la cultura comunicativa de la universidad.
4. Actualización del manual de estilo periodístico de la universidad.
5. Fortalecimiento de las instancias comunicaionales de la universidad.
6. Redefinición del perfil de los medios.
7. Espacios y espectros de transmisión y difusión. (TV LUZ y LUZ FM)
8. Evaluación de la propuesta de contenido.
9. Aprovechamiento del soporte digital en el portal Web de LUZ.
10. Fortalecimiento, desarrollo y crecimiento de los medios de comunicación universitarios.
11. Horarios y guardia para el procesamiento y emisión oportuna de la información.
12. Actualización y perfeccionamiento del recurso humano que labora en los medios.
13. Evaluación de los productos comunicacionales existentes en dependencias, facultades y núcleos.
14. Creación de la nueva estructura de la Dirección General de Comunicación y Asuntos Públicos.
15. Consolidación de la estructura técnica de apoyo a la labor comunicacional.

viernes, 27 de junio de 2008

El mejor oficio del mundo


Por Gabriel García Márquez

Hace unos cincuenta años no estaban de moda las escuelas de periodismo. Se aprendía en las salas de redacción, en los talleres de imprenta, en el cafetín de enfrente, en las parrandas de los viernes. Todo el periódico era una fábrica que formaba e informaba sin equívocos, y generaba opinión dentro de un ambiente de participación que mantenía la moral en su puesto. Pues los periodistas andábamos siempre juntos, hacíamos vida común, y éramos tan fanáticos del oficio que no hablábamos de nada distinto que del oficio mismo.
El trabajo llevaba consigo una amistad de grupo que inclusive dejaba poco margen para la vida privada. No existían las juntas de redacción institucionales, pero a las cinco de la tarde, sin convocatoria oficial, todo el personal de planta hacía una pausa de respiro en las tensiones del día y confluía a tomar el café en cualquier lugar de la redacción. Era una tertulia abierta donde se discutían en caliente los temas de cada sección y se le daban los toques finales a la edición de mañana. Los que no aprendían en aquellas cátedras ambulatorias y apasionadas de veinticuatro horas diarias, o los que se aburrían de tanto hablar de los mismo, era porque querían o creían ser periodistas, pero en realidad no lo eran.El periódico cabía entonces en tres grandes secciones: noticias, crónicas y reportajes, y notas editoriales. La sección más delicada y de gran prestigio era la editorial. El cargo más desvalido era el de reportero, que tenía al mismo tiempo la connotación de aprendiz y cargaladrillos. El tiempo y el mismo oficio han demostrado que el sistema nervioso del periodismo circula en realidad en sentido contrario. Doy fe: a los diecinueve años -siendo el peor estudiante de derecho- empecé mi carrera como redactor de notas editoriales y fui subiendo poco a poco y con mucho trabajo por las escaleras de las diferentes secciones, hasta el máximo nivel de reportero raso.La misma práctica del oficio imponía la necesidad de formarse una base cultural, y el mismo ambiente de trabajo se encargaba de fomentarla. La lectura era una adicción laboral. Los autodidactas suelen ser ávidos y rápidos, y los de aquellos tiempos lo fuimos de sobra para seguir abriéndole paso en la vida al mejor oficio del mundo... como nosotros mismos lo llamábamos. Alberto Lleras Camargo, que fue periodista siempre y dos veces presidente de Colombia, no era ni siquiera bachiller.La creación posterior de las escuelas de periodismo fue una reacción escolástica contra el hecho cumplido de que el oficio carecía de respaldo académico. Ahora ya no son sólo para la prensa escrita sino para todos los medios inventados y por inventar.Pero en su expansión se llevaron de calle hasta el nombre humilde que tuvo el oficio desde sus orígenes en el siglo XV, y ahora no se llama periodismo sino Ciencias de la Comunicación o Comunicación Social. El resultado, en general, no es alentador.

Los muchachos que salen ilusionados de las academias, con la vida por delante, parecen desvinculados de la realidad y de sus problemas vitales, y prima un afán de protagonismo sobre la vocación y las aptitudes congénitas. Y en especial sobre las dos condiciones más importantes: la creatividad y la práctica.La mayoría de los graduados llegan con deficiencias flagrantes, tienen graves problemas de gramática y ortografía, y dificultades para una comprensión reflexiva de textos. Algunos se precian de que pueden leer al revés un documento secreto sobre el escritorio de un ministro, de grabar diálogos casuales sin prevenir al interlocutor, o de usar como noticia una conversación convenida de antemano como confidencial. Lo más grave es que estos atentados éticos obedecen a una noción intrépida del oficio, asumida a conciencia y fundada con orgullo en la sacralización de la primicia a cualquier precio y por encima de todo. No los conmueve el fundamento de que la mejor noticia no es siempre la que se da primero sino muchas veces la que se da mejor. Algunos, conscientes de sus deficiencias, se sienten defraudados por la escuela y no les tiembla la voz para culpar a sus maestros de no haberles inculcado las virtudes que ahora les reclaman, y en especial la curiosidad por la vida.Es cierto que estas críticas valen para la educación general, pervertida por la masificación de escuelas que siguen la línea viciada de lo informativo en vez de lo formativo. Pero en el caso específico del periodismo parece ser, además, que el oficio no logró evolucionar a la misma velocidad que sus instrumentos, y los periodistas se extraviaron en el laberinto de una tecnología disparada sin control hacia el futuro. Es decir, las empresas se han empeñado a fondo en la competencia feroz de la modernización material y han dejado para después la formación de su infantería y los mecanismos de participación que fortalecían el espíritu profesional en el pasado. Las salas de redacción son laboratorios asépticos para navegantes solitarios, donde parece más fácil comunicarse con los fenómenos siderales que con el corazón de los lectores. La deshumanización es galopante.

Un avance importante en este medio siglo es que ahora se comenta y se opina en la noticia y en el reportaje, y se enriquece el editorial con datos informativos. Sin embargo, los resultados no parecen ser los mejores, pues nunca como ahora ha sido tan peligroso este oficio. El empleo desaforado de comillas en declaraciones falsas o ciertas permite equívocos inocentes o deliberados, manipulaciones malignas y tergiversaciones venenosas que le dan a la noticia la magnitud de un arma mortal. Las citas de fuentes que merecen entero crédito, de personas generalmente bien informadas o de altos funcionarios que pidieron no revelar su nombre, o de observadores que todo lo saben y que nadie ve, amparan toda clase de agravios impunes. Pero el culpable se atrinchera en su derecho de no revelar la fuente, sin preguntarse si él mismo no es un instrumento fácil de esa fuente que le transmitió la información como quiso y arreglada como más le convino. Yo creo que sí: el mal periodista piensa que su fuente es su vida misma -sobre todo si es oficial- y por eso la sacraliza, la consiente, la protege, y termina por establecer con ella una peligrosa relación de complicidad, que lo lleva inclusive a menospreciar la decencia de la segunda fuente.

La grabadora es la culpable de la magnificación viciosa de la entrevista. La radio y la televisión, por su naturaleza misma, la convirtieron en el género supremo, pero también la prensa escrita parece compartir la idea equivocada de que la voz de la verdad no es tanto la del periodista que vio como la del entrevistado que declaró. Para muchos redactores de periódicos la transcripción es la prueba de fuego: confunden el sonido de las palabras, tropiezan con la semántica, naufragan en la ortografía y mueren por el infarto de la sintaxis. Tal vez la solución sea que se vuelva a la pobre libretita de notas para que el periodista vaya editando con su inteligencia a medida que escucha, y le deje a la grabadora su verdadera categoría de testigo invaluable. De todos modos, es un consuelo suponer que muchas de las transgresiones éticas, y otras tantas que envilecen y avergüenzan al periodismo de hoy, no son siempre por inmoralidad, sino también por falta de dominio profesional.Tal vez el infortunio de las facultades de Comunicación Social es que enseñan muchas cosas útiles para el oficio, pero muy poco del oficio mismo. Claro que deben persistir en sus programas humanísticos, aunque menos ambiciosos y perentorios, para contribuir a la base cultural que los alumnos no llevan del bachillerato. Pero toda la formación debe estar sustentada en tres pilares maestros: la prioridad de las aptitudes y las vocaciones, la certidumbre de que la investigación no es una especialidad del oficio sino que todo el periodismo debe ser investigativo por definición, y la conciencia de que la ética no es una condición ocasional, sino que debe acompañar siempre al periodismo como el zumbido al moscardón.El objetivo final debería ser el retorno al sistema primario de enseñanza mediante talleres prácticos en pequeños grupos, con un aprovechamiento crítico de las experiencias históricas, y en su marco original de servicio público. Es decir: rescatar para el aprendizaje el espíritu de la tertulia de las cinco de la tarde.Los medios harían bien en apoyar esta operación de rescate. Ya sea en sus salas de redacción, o con escenarios construidos a propósito, como los simuladores aéreos que reproducen todos los incidentes del vuelo para que los estudiantes aprendan a sortear los desastres antes de que se los encuentren de verdad atravesados en la vida. Pues el periodismo es una pasión insaciable que sólo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad. Nadie que no la haya padecido puede imaginarse esa servidumbre que se alimenta de las imprevisiones de la vida. Nadie que no lo haya vivido puede concebir siquiera lo que es el pálpito sobrenatural de la noticia, el orgasmo de la primicia, la demolición moral del fracaso. Nadie que no haya nacido para eso y esté dispuesto a vivir sólo para eso podría persistir en un oficio tan incomprensible y voraz, cuya obra se acaba después de cada noticia, como si fuera para siempre, pero que no concede un instante de paz mientras no vuelve a empezar con más ardor que nunca en el minuto siguiente.
Mi comentario de hoy: La presión propia del periodismo me ha atado de manos para escribir en mi blog en este momento, sin embargo, no dejaría pasa el día del periodista, nuestro día, sin compartir algo con ustedes. Gabo es una excelente opción para hoy. Precisamente, nuestro nuevo presidente del Colegio Nacional de Periodistas (CNP), Wiliam Echverría, destacó en una declaración que le dio al El Univesal esta mañana: "Hay motivos para celebrar, pero también hay motivos para reflexionar", refiriéndose a esta fecha y al caso particular de la muerte de uno de los periodistas conocidos por su labor en televisión: Javier García. Yo estoy de acuerdo. Sin embargo, la muerte del periodista es situacional, no murió por ser periodista, murió como cualquier venezolano que matan a diario en los cerros y barrios. Es lamentable, tan lamentable como los hechos de inseguridad que vivimos todos los días cualquier mortal periodista o no. De lo que me gustaría exhortarles a reflexionar es de su propio oficio, de su profesión, del ejercicio de ésta, sobre su rol, su papel como investigadores y constructores de realidades. El texto de García Márquez es excelente para hacer un escanéo de lo que estamos haciendo. Un abrazo, y ¡felíz día mis nóveles y experimentados periodistas!
Gri!

sábado, 21 de junio de 2008

Tremendo gazapo


Por Orlando Villalobos


La decisión de conceder el premio nacional de periodismo, por vía indirecta, a Mi Diario es escandalosa. Sencillamente escandalosa. Este periódico, junto a Hoy, otro impreso zuliano de su misma estirpe, constituye una muestra diaria de antiperiodismo; de regreso aprimitivas prácticas periodísticas, sensacionalistas, acuñadas bajo lafórmula: sexo, sangre y algo de deportes. Nada que mueva a la noticiaverdadera o que promueva el pensamiento y la reflexión. Justo en esta época en la que el periodismo atraviesa una severacrisis de credibilidad, que demanda de reinvenciones éticas yconceptuales, que le permitan convertirse en lo que está llamado aser, un espacio para el debate político, capaz de estimular elejercicio ciudadano, se produce esta estocada. Me permito citar el comentario del periodista Ilich Carvajal quienseñala: "Estoy loco por ver las fotos por las cuales otorgaron tanelevado galardón... ¿sería por los "bomboncitos"?, ¿por lasfotografías de cadáveres chorreantes con el detalle de los impactos debalas?, ¿por las gráficas de "delincuentes" capturados, con la"chemis" cubriéndoles la cara y dejando ver sus brillantes barrigas degente mal alimentada? ¿o por las "tiernas" fotos de niñoshipertrofiados que viven en la miseria, retratada con excelentecalidad de luz, color y encuadre?". A Mi Diario el periodismo con sabor pornográfico le adeuda el título:"Se fregó esa boda", para referirse a un accidente de tránsito en elque perdieron la vida un chico y una chica que estaban a punto decasarse. Indirectamente, ahora ese periodismo puede lucir un dudoso galardón. Una vez más, cabe revisar estos premios nacionales, regionales ymunicipales que le otorgan a los periodistas, uno no sabe si parapremiarlos de verdad o para "domesticarles" la conciencia. En cada caso, los premios se entregan a periodistas que tienen algunaafinidad política con el organismo que lo concede. En cada caso, no se premia con justicia, como resultado de unseguimiento del desempeño de los periodistas. No. Se extiende undiploma de "buen comportamiento" a quienes se molesten en entregar susdatos. Cabe la interrogante, ¿por qué no cambiar estas añejadas yperversas bases para concursar? Urge transitar por la ruta de la revisión crítica, para defender alperiodismo que hace falta. Ese que ayude a fomentar ciudadanía, acrear tejido social y deje de ser cómplice de tanta injusticia queanda suelta.



Artículo del profesor de periodismo de opinión e iterpretativo de LUZ, Orlando Villalobos.